jueves, 15 de octubre de 2009

LA PIPA DEL TERNERO DE BUFALO BLANCO.- LEYENDA SIOUX


Los Lakota tienen una profecía sobre el ternero de búfalo blanco. Tienen un bulto sagrado, una Pipa Sagrada de la paz, que les fue traída hace aproximadamente 2,000 años por la que ellos conocen como Mujer Ternero de Búfalo Blanco.


La historia cuenta que ella se apareció frente a dos guerreros que habían estado cazando búfalo y alimento en las Colinas Negras sagradas de Dakota del Sur. De repente vieron un cuerpo grande que venía hacia ellos y notaron que era un ternero de búfalo blanco. Pero conforme se acercaba más a ellos, el ternero se convirtió en una hermosa joven India. Mientras caminaba lentamente hacia ellos, ella cantaba en voz alta y repetía: "Contémplenme, contémplenme, pues camino en una manera sagrada."


En ese momento, uno de los guerreros tuvo malos pensamientos en su mente, así que la joven le pidió que se acercara. Al acercarse, una nube negra cubrió el cuerpo del guerrero. Cuando la nube negra hubo desaparecido, el guerrero había quedado sin carne ni gota de sangre sobre sus huesos. El otro guerrero se arrodilló y comenzó a rezar. Mientras rezaba, el ternero de búfalo blanco -que ahora era una joven India- le indicó que regresara con su gente y les advirtiera que cuatro días más tarde ella les traería un bulto sagrado.


Así que el guerrero hizo lo indicado. Regresó con su gente y reunió a todos los mayores y a los líderes y a toda la gente en un círculo, y les comunicó las instrucciones que ella había indicado. Y efectivamente, tal como ella había dicho, al cuarto día regresó. Dicen que una nube bajó del cielo y que de la nube surgió el ternero de búfalo blanco. Éste rodó sobre la tierra, se puso de pie y se convirtió en una mujer joven y hermosa que llevaba un bulto sagrado en la mano.


Entró en el círculo de la gente y, cantando una canción sagrada, entregó el bulto sagrado a la gente que lo cuidaría. Ella presentó su bulto y dijo:


"Este es un regalo sagrado y siempre debe ser tratado de una manera sagrada. En este bulto hay una Pipa Sagrada que ningún hombre impuro o mujer impura deberá ver jamás. Con esta Pipa Sagrada enviarán sus voces a Wakan Tanka, el Gran Espíritu, Creador de todo, su Padre y Abuelo. Con esta Pipa Sagrada caminarán sobre la Tierra, que es su Abuela y Madre. Todos sus pasos deberán ser sagrados".


El tazón de la Pipa es de piedra roja y representa a la Tierra. Labrado en la piedra hay un ternero de búfalo encarando al centro y simboliza a las criaturas de cuatro patas que viven como hermanos entre ustedes. El tallo es de madera y representa a todas las cosas que crecen. Doce plumas de Aguila Moteada cuelgan desde donde el tallo se une al tazón. Las plumas representan a todos los hermanos alados que viven entre ustedes.


"Todas estas cosas están unidas a ustedes que fumarán la Pipa y enviarán sus voces a Wakan Tanka. Cuando usen esta Pipa para rezar, rezarán por y con cada cosa. La Pipa Sagrada los une a todos sus parientes: a su Abuelo y Padre, a su Abuela y Madre".


La piedra roja representa a la Madre Tierra sobre la cual ustedes vivirán. La Tierra es roja, y las criaturas de dos piernas que viven sobre ella también son rojas. Wakan Tanka les ha dado un camino rojo -un camino bueno y recto para viajar- y ustedes deberán recordar que toda la gente sobre esta tierra es sagrada.


"A partir de este día, la Pipa Sagrada permanecerá sobre la tierra roja y ustedes enviarán sus voces a Wakan Tanka."


Se quedó cuatro días entre su gente enseñándole acerca del bulto sagrado y su significado. También les dijo: "Hay siete círculos sobre la piedra: representan los siete ritos en los que ustedes usarán la Pipa", y les enseñó siete Ceremonias Sagradas. La primera fue Inipi o Ceremonia de Purificación. Otra fue la Ceremonia de Nombramiento del niño. La tercera fue la Ceremonia de Curación. La cuarta fue Hunkapi, la Ceremonia de Elección de Parientes o de Adopción. La quinta fue Ishnata Awicalowan, la Ceremonia de Casamiento. La sexta fue Hanblecheyapi o Búsqueda de Visión. Y la séptima ceremonia fue Wiwanyag Wachipi o la Danza de Sol, que es la ceremonia de la gente para toda la nación.


Ella les trajo las siete Ceremonias Sagradas y enseñó a nuestra gente las canciones y las maneras tradicionales. Indicó al pueblo lakota que mientras hagan estas ceremonias, siempre seguiran siendo los Guardianes y Tutores de la Tierra Sagrada. Les dijo que mientras cuiden y respeten a la Tierra, su gente vivirá para siempre.


Cuando terminó sus enseñanzas se fue por donde había venido. Salió del círculo y conforme se disponía a partir, ella dijo: "Recuerden cuán sagrada es la Pipa y trátenla de una manera sagrada, pues estará siempre con ustedes. Recuerden también que en mí hay cuatro Edades. Yo los dejaré ahora, pero velaré por ustedes en cada Edad y al final regresaré. El Creador arriba, el Gran Espíritu, está feliz con ustedes sus nietos. Han escuchado bien a mis enseñanzas. Ahora debo regresar al mundo de los espíritus."


También dijo a su pueblo que algún día regresaría por el bulto sagrado. Hasta la fecha lo guardan. Se conoce como la Pipa del Ternero de Búfalo Blanco, porque fue traída por la Mujer Ternero de Búfalo Blanco. Está guardada en un lugar sagrado en la reservación India Cheyenne en Dakota del Sur. La cuida un hombre conocido como el Guardián de la Pipa de Ternero de Búfalo Blanco, y su nombre es Arvol Caballo que Mira.


Cuando prometió regresar, hizo algunas profecías. Una de esas profecías fue que el nacimiento de un ternero de búfalo blanco sería una señal de que se acercaba el momento en que ella regresaría nuevamente para purificar al mundo, trayendo nuevamente armonía y equilibrio espiritual.

domingo, 11 de octubre de 2009

EL GENIO BUENO DEL LAGO.- LEYENDA DE LOS INDIOS KUTENAI

La cosa comenzó en el invierno: en esa época en que el sol, extenuado, corta las agujas de los abetos para hacerse un blando lecho y acostarse más temprano.
Una joven india llegó hasta la orilla del lago para sacar agua. Hacía frío y tuvo que romper el hielo.
El duro trabajo le dio sed. Se inclinó sobre el agujero para apagar la sed, pero una mano la agarró por el cuello y la arrastró hacia las profundidades.
La india pensó:
-Voy a morir.
Y cerró los ojos.
Pero se dio cuenta de que respiraba normalmente. Abrió los párpados y vio que estaba en un hermoso tipi. Había un hombre a su lado. Ese valiente la esposó sin ceremonia.
De esta manera vivió bajo el agua. En verano dio luz a un hijo. Su padre quiso ponerle un nombre conveniente tanto para la tierra como para el agua. Entonces le llamó Tierra y Agua.
El padre de Tierra y Agua se llamaba Piedra Blanca. Era tan bueno que se veía latir su corazón a través de las costillas. Tenía un hermano cuyo nombre era Piedra Gris. Piedra Gris se encolerizaba terriblemente y el corazón le resonaba como si en el pecho se entrechocaran piedras.
Piedra Gris soportaba mal los gritos del recién nacido, así que enviaron al bebé a casa de su abuela. Caminó largo tiempo. Una vez ante el tipi de la vieja no se atrevió a entrar. Era tan joven que aún no había visto muchos seres humanos. Su abuela le asustó y volvió sobre sus pasos.
Ya en su casa, su madre se asombró:
-Mi abuela dormía -explicó-. Es muy vieja y tuve miedo.
Se decidió que volviera al día siguiente.
Cuando la vieja se despertó vio la huellas de los pasos delante del tipi y exclamó:
-¡Oh! Ha venido mi nieto y yo estaba durmiendo. Ni siquiera sé si es un niño o una niña.
Al día siguiente hizo un arco y un cesto y los colocó delante del tipi. Después se acostó e hizo como que dormía.
Tierra y Agua llegó y prefirió jugar con el arco.
La vieja abrió un ojo y observó:
-¡Así que es un niño! Y bien guapo, por cierto.
Entonces extendió una bonita piel de nutria junto a su propio lecho y tarareó una canción mágica:
«Descansa tu cabeza sobre esta piel.
El día dispersa el polen de las flores
y lo arroja en tus ojos.
Mañana el joven ciervo brincará en el bosque.
Ven a respirar el olor de tu abuela.
Mis manos remeterán tu manta... »
El niño entró, apoyo la cabeza sobre la piel de nutria y se durmió.
A partir de entonces se quedó junto a sus vieja abuela.
Tierra y Agua crecía. Pronto las flechas pequeñas dejaron de servirle, pedía continuamente a su abuela otras más fuertes.
La vieja terminó diciéndole:
-Ahora que ya eres un joven valiente necesitarás buenas flechas.
-¿Con qué madera se fabrican, abuela?
-Con la del Arbol que Da Bayas en Junio. Crece en una montaña: allí vive también el oso gris. Cuando un indio se aventura en ese lugar el oso le mata.
Ese <> es muy perezoso pero las marmotas le montan la guardia.
Tierra y Agua no pudo contenerse. Salió del lago y tomó el camino de la cueva del oso. Cuando vio a las marmotas tarareó la canción mágica de su abuela. Las marmotas se durmieron.
Entonces, Tierra y Agua cortó ramas del árbol y lanzó brazadas enteras al lago.
-Ahora ya no tendremos que subir hasta aquí para hacer flechas con esta madera.
Se quedó con algunas ramas para él y descendió de la montaña.
El oso hacía el recorrido de su territorio. Al regresar vio su árbol saqueado y preguntó a las marmotas:
-¿Quién ha venido a robarme la madera?
-¡No sabemos nada! -contestaron-. Ha caído nieve y sus cristales nos han cerrado los ojos.
-Esperad. Voy a ajustarle las cuentas al ladronzuelo y luego me ocuparé de vosotras.
Furioso, el oso entró en su caverna, se puso el pesado manto de piel gris, se colocó los guantes de garra largas y partió sobre las huellas de Tierra y Agua.
Sabiéndose perseguido, el joven valiente corrió a refugiarse en la tienda de su madre. Pensó:
-Por muy malo que sea ese oso, seguro que mi tío Piedra Gris lo es más que él.
Para obligar a Piedra Gris a luchar con el oso le dijo:
-Tío mío, el oso dice que no eres más que un parlanchín. Quiere que todo el mundo lo sepa...
Las piedras entrechocaron en el corazón de Piedra Gris.
Pero como seguía sin reaccionar, Tierra y Agua añadió:
-También dice que te escupirá a la cara y te cubrirá de inmundicias.
Piedra Gris empezó a hervir como un volcán. Gritó:
-¡Es demasiado! ¿Dónde está ese mal educado para que le enseñe buenas maneras?
Tierra y Agua lo llevó ante el oso.
-¡Ah, aquí estás! -rugió el tío-. Voy a acabar contigo.
El cola corta se apoyo en su gran trasero y replicó:
-Este Tierra y Agua es un mala lengua. Me lo voy a comer.
Y se abalanzó en dirección al joven valiente que estaba junto al árbol. Pero, cuando quiere morder, el oso gris siempre cierra los ojos. Tierra y Agua se apartó y el plantígrado mordió la corteza del árbol.
-Tierra y Agua es demasiado coriáceo -declaró-. Será mejor que me coma a Piedra Gris.
Ante esas palabras, Piedra Gris hinchó el pecho y todo el cuerpo le estalló en un sinfín de trozos de sílex cortantes. Hirieron al oso en el vientre y murió.
Piedra Gris recogió sus trozos esparcidos y se recompuso.
Dijo a Tierra y Agua:
-Ahora tengo que lavarme. Ves, ha ensuciado mi preciosos traje de guerra.
El joven valiente quitó al oso su manto gris y fue a ofrecerlo a su abuela. Pero se quedó con los guantes adornados con garra.
Con la madera del Arbol que Da Bayas en Junio, Tierra y Agua se hizo un arco de hombre. Después preguntó a la vieja:
-¿Sabes si en este país viven otros seres humanos?
-Sí. Hacia el norte hay un poblado. Pero no debes ir porque el jefe es un mal hombre.
Tierra y Agua se puso en camino. Llegó por la noche.
En la primera tienda de la aldea encontró una mujer muy delgada. El joven valiente le dijo:
-He caminado mucho, ¡tengo hambre y sed!
-No puedo ofrecerte nada -dijo la mujer-. El jefe guarda la comida y el agua en su tipi y se niega a darnos.
Tierra y Agua fue a ver al egoísta y le dijo:
-Me han dicho que tu despensa está bien surtida y he venido a cenar contigo.
El jefe replicó:
-¡Eres un osado, extranjero! Aquí, el que quiere comer y beber tiene primero que luchar conmigo.
-¡Luchemos entonces! -decidió el joven valiente.
Se puso los guantes con garras que le arrebatara al oso y comenzó el combate... La fuerza del jefe provenía de la tinieblas. Tierra y Agua blandió un rayo de luna que iluminó todo el calvero. Entonces el jefe tomó una maza enorme y asestó vigorosos golpes sobre la cabeza del joven valiente. Este le contempla riéndose. Al verlo, el jefe arrancó un gran roble exclamando:
-¡Te voy a aplastar con este garrote!
Tierra y Agua arañó el árbol con su guante haciendo polvo la madera.
La lucha duró un año entero. Y cuanto más se prolongaba el combate más se centuplicaban las fuerzas maléficas del jefe.
Una mañana el jefe aspiró dos grandes nubes negras y las lanzó a la cara de Tierra y Agua. Este voló por los aires como una hoja seca y cayó muerto en el lago. Piedra Blanca, el padre de Tierra y Agua tomó la forma de un pez relámpago y partió hacia allí. El joven flotaba entre dos aguas. El pez relámpago le mordisqueó los pies,
Tierra y Agua se despertó y preguntó:
-¡Por qué me comisqueas! ¿Acaso quieres devorarme?
-¡No! Sólo quería resucitarte para que puedas regresar a la tierra y mates al malvado jefe con tu flecha mágica. Intenta acertarle en el dedo meñique de su mano izquierda.
El valiente dio las gracias al pez relámpago y saltó fuera del agua.
El jefe descansaba, sentado sobre un tronco podrido.
Tierra y Agua, cubierto de sangre, se alzó ante él y le disparó una flecha que le alcanzó en el sitio señalado por su padre pez. El perverso hombre murió inmediatamente.
Toda su vida se escondía bajo la uña de ese dedo.
¡Y eso, Piedra Blanca lo sabía!
La gente del poblado se acercó a dar las gracias a Tierra y Agua quien les dijo:
-Ya os habéis deshecho de un malvado. Ofreced vuestros corazones a la tierra y al agua y nunca más volveréis a tener hambre y sed.
Tierra y Agua se convirtió en un genio bueno.
Regresó con su familia y vivió con muchos honores.

miércoles, 7 de octubre de 2009

CHICA BISONTE Y SU AMIGO EL CUERVO.- LEYENDA DE LOS INDIOS CROW

En aquellos remotos tiempos la estación fría llegaba antes que ahora. Aunque la hierba estuviera todavía verde los batidores indicaron que los bisontes huían hacia el Sur. La tribu se apresuró a levantar el campo para seguir a la manada y no morir de hambre.
Una mujer confeccionó unas angarillas*. Unió al collar de un perro el conjunto de varas y colocó encima a su bebé. El perro vio un conejo y corrió de repente hacia él. Por más que la mujer lo llamó ; el perro no la oyó. Corrió por toda la llanura persiguiendo al conejo y desapareció tras las colinas. No regresó hasta la noche, pero el trineo estaba vacío.
Los rastreadores buscaron inútilmente al niño y la tribu tuvo que ponerse en marcha sin él.
Más allá de los montes un enorme bisonte pacía en compañía de sus hembras. Oyó los lamentos del bebé. Las hembras lo recogieron y comprobaron que se trataba de una niña. Le dieron el nombre de Ta- Tan-Ka-Win-Ja, o sea: Chica Bisonte.
La niña creció entre los rumiantes. Cuando llegó a ser una muchacha, una hembra le preguntó quién era.
-Soy un bisonte -contestó.
-No -dijo la hembra-. No estás hecha como nosotros. ¿Tienes cuernos en la cabeza y pezuñas en los pies? Y, además, nosotros comemos hierba y tú te alimentas de bayas.
Chica Bisonte dio vueltas a esta revelación y dijo a la hembra:
-Si no soy un bisonte seré alguna otra cosa. En ese caso, ¿por qué no ir a reunirme con los míos?
El gran macho le explicó:
-Sin duda eres hija de hombre. Esa gente acampa detrás de las colinas. Ve a su encuentro e intenta hacer tu vida entre ellos. Pero si alguna vez necesitas ayuda, llámanos. Te consideramos como uno de los nuestros y nunca te abandonaremos.
La muchacha dejó a los que hasta entonces habían constituido toda su familia. Antes de llegar donde estaban los hombres vio a dos niños. Quiso hablarles pero huyeron gritando:
-¿Quien eres que andas desnuda? Estás demasiado sucia para ser una de nosotros. ¡Déjanos, nos das miedo!
Chica Bisonte no se atrevió a presentarse en la aldea y se puso a deambular tristemente. Una vieja la encontró.
-Ven conmigo -le dijo-. Tengo algunas ropas viejas. Te las daré, pero a cambio irás a buscarme la leña .¿Quieres que sea tu abuela?
Chica Bisonte aceptó, pues pensó que aquella vieja debía necesitar una nieta.
La abuela vivía separada de la tribu en un tipi agujereado. Chica Bisonte compartía su miserable vida sin entrar en contacto con los habitantes de la aldea.
En esa tribu el jefe tenía un hijo llamado Roca del Medio. Hasta entonces el joven se había negado a casarse. Un día salió de caza y encontró a Chica Bisonte. Le preguntó:
-Nunca te he visto por aquí. ¿Quien eres?
-Me criaron unos amigos en la llanura. Ahora vivo con una vieja abuela apartada de la aldea -contestó Chica Bisonte.
-¿Es que ya no tienes ni padre ni madre?
-No los he conocido -dijo tristemente la muchacha.
Esa misma noche Roca del Medio anunció a sus padres:
-Acabo de conocer a una chica muy guapa. Con ella me quiero casar.
Al día siguiente reunió suntuosos regalos y fue a ofrecérselos a Chica Bisonte.
-¿Puedo confiar en que aceptes estos regalos?
La joven contempló las preciosas pieles de bisonte, la carne ahumada y el gran saco de carne seca. A continuación echó una rama al fuego y se sentó junto al muchacho.
-Esto me parece una petición de matrimonio y una aceptación -indicó la vieja.
Roca del Medio se quedó en el tipi todo el día. Por la noche, cuando se marchó, la abuela dijo a su nieta:
-¿Cómo vamos a poder hacer a nuestra vez regalos a los padres de ese joven? Somos pobres y no tenemos nada.
Chica bisonte contestó:
-Voy a buscar una boñiga de bisonte en la llanura, ¡con eso bastará!
Fue durante la noche y, mientras su abuela dormía, murmuró dirigiéndose a la boñiga:
-Ayudadme, amigos bisontes. Mañana tenemos que ir a visitar a la familia de mi futuro esposo.
Haced que no me presente delante de ellos con las manos vacías y tan pobremente vestida.
Entonces la boñiga se convirtió en hermosos vestidos, en cinturones bordados, en mocasines adornados con púas de puerco espín y en regalos de todas clases.
Al alba, la joven dijo a su abuela:
-Mira lo que nos han traído unos buenos amigos mientras dormíamos. Vamos a cambiar nuestros harapos por estos magníficos vestidos, pues deseo honrar a mis suegros.
Así engalanadas y con los brazos cargados de regalos, las dos mujeres se presentaron en la tienda del jefe.
Todos los miembros de la familia de Roca del Medio recibieron un regalo. El padre del joven afirmó:
-Me siento feliz de conocer a mi futura nuera y a su abuela. Nosotros iremos a nuestra vez a visitar las mañana.
Por la noche, la joven fue a buscar otra boñiga de bisonte. De regreso a su tipi le dijo:
-Tenemos que recibir al jefe y a su familia. Pero no tenemos otra cosa que esta vieja tienda guajereada. Amigos bisontes, ayudadme.
Al alba, Chica Bisonte dijo a su abuela:
-Mira afuera para comprobar si ya está listo nuestro nuevo tipi.
La vieja salió y vio una enorme tienda hecha con pieles de bisonte recientemente curtidas. La abuela no se sorprendió. Empezaba a sospechar que su nieta poseía un poder misterioso.
Cuando los parientes del Roca del Medio llegaron se quedaron asombrados ante la espléndida morada de las dos mujeres. Roca del Medio preguntó a Chica Bisonte:
-Te creía pobre, ¿de dónde provienes esta reciente riqueza?
-Tengo buenos amigos que me ayudan -dijo evasivamente la muchacha.
Roca del Medio se contentó con esta respuesta y se casó ese mismo día con Chica Bisonte.
Las mujeres de la aldea envidiaban a la nueva pareja. Una de ellas pasaba los días dando vueltas alrededor del hermoso tipi insultando a Chica Bisonte. Su marido intentó echarla lanzándole piedras, pero ella continuó molestando los días siguientes.

El jefe dijo a su hijo:
-Sin duda esa mujer está enamorada de ti. ¿Por qué no la haces tu segunda mujer?
-No -replicó el joven-. Es tan celosa que temo que atenté contra la vida de Chica Bisonte.
Esta intervino:
-Has de saber que en mi juventud no viví nunca en un tipi. Por eso no sé ocuparme de las tareas domésticas una segunda mujer podría enseñarme a prepararte mejores comidas.
Chica Bisonte fue a ver a la mujer y le dijo:
-Puedes venir a vivir con nosotros, no me sentiré celosa. Pero no siembres la discordia entre Roca del Medio y yo porque te arrepentirías.
Así el hijo del jefe tomó esta otra esposa y la vida continuó como antes.
Al comienzo de la Estación Cambiante, los bisontes no aparecieron. Los cazadores no volvieron a salir de sus tiendas y el hambre se instaló en el campamento. Chica Bisonte dijo a su marido:
-Confía en mí, estoy en condiciones de solucionar nuestros problemas. Caza un cuervo para que yo pueda domesticarlo.
Cuando Roca del Medio llevó el pájaro, Chica Bisonte se encerró con el ave y le dijo:
-Sé mi mensajero. Vuela hasta mis amigos los bisontes que pastan en el sur. Diles que tenemos hambre y que les pido que vengan aquí.
Encargado de la misión, el cuervo partió sin perder un instante.
Regresó unos días más tarde. Los rastreadores señalaron entonces que una manada de bisontes avanzaba hacia la aldea.
Chica Bisonte dijo a los cazadores de la tribu:
-No matéis a ninguno de esos animales. Construid un gran cercado se terminó antes de la noche. Chica Bisonte se situó en una colina y cantó un verso que nadie conocía. A la mañana siguiente los bisontes entraron en el cercado y la joven dijo a los valientes que ya podían cerrar la barrera tras ellos.
Chica Bisonte volvió a dirigirse a los cazadores:
-Sobre todo no los matéis. Decidme únicamente el número de animales que necesitáis para vivir durante dos estaciones.
Pero la segunda mujer de Roca del Medio dijo:
-No hagáis caso a esta loca. Vamos a aprovecharnos para hacer grandes reservas.
-¡Si tomamos demasiado la carne se pudrirá! -replicó Chica Bisonte-. No desperdiciemos.
Los cazadores preguntaron a Roca del Medio para conocer su opinión.
-Mi segunda mujer ha sembrado la duda en mi espíritu -declaró-. No sé qué resolución tomar.
-Te aconsejé que no sembraras la discordia entre mi marido y yo - dijo Chica Bisonte a la segunda mujer-. No me has hecho caso y vas a sufrir las consecuencias.
Hizo un gesto imperceptible hacia el pájaro. Este se elevó en el aire y cayó en picado sobre la malvada esposa. El cuervo le perforó la frente con el acerado pico y le devoró todo el cerebro.
La segunda mujer de Roca del Medio no murió sino que quedó retrasada mental.
Entonces el hijo del jefe decidió que con diez bisontes bastaría para pasar el invierno. Tras esas palabras, diez de los bisontes del cercado se tumbaron sobre un costado y pasaron a mejor vida.
Chica Bisonte dijo a los cazadores:
-Liberad a los otros, son mis amigos. Estos bisontes han venido libremente hasta vosotros, devolvedles su libertad.
Cuando los animales sobrantes volvieron a partir hacia las tierras del sur, el cuervo se colocó en el hombro de Chica Bisonte y anunció a los hombres de la aldea:
-Aceptasteis no tomar más de lo necesario, ahora los bisontes confiarán en vosotros. Regresaré todos los años con una manada igual y no volveréis a tener hambre.
-Creed a este cuervo -añadió Chica Bisonte-.
No os decepcionará. A partir de ahora es el protector de esta aldea.
Después de este acontecimiento, la tribu adopto el nombre de ese ave. Sus componentes se convirtieron en los cuervos y los hombres no tuvieron más que una sola mujer a la vez. Además, no volvieron a adornar su tocado más que con las plumas de ese pájaro.

* Los indios no conocían la rueda.Para el transporte colocaban un conjunto de varas sobre el cuello de los perrros, y sobre el de los caballos después de la llegada de los blancos. El otro extremo del armazón se arrastraba por el suelo.

viernes, 2 de octubre de 2009

EL VIAJE AL FIN DEL MUNDO.- LEYENDA DE LA TRIBU DE LOS ONONDAGA

En el tiempo en que la tierra era joven, en el lugar en el que se levanta el sol, vivía un hombre joven dotado de sorprendentes poderes. Era Hombre que Va. Reunió a la gente de un poblado y les dijo:

-Marcho hacia el Oeste por el sendero de la guerra. Unicamente pueden acompañarme los guerreros jóvenes, pues las batallas serán duras. Juntos conseguiremos la gloria que recaerá sobre nuestra tribu. Los que quieran seguirme tienen que hacerse a la idea de abandonar a sus padres e incluso de perder su propia vida a lo largo del viaje. El camino será largo y ningún obstáculo, ningún peligro, me apartará de mi meta.

Tras elegir a los jóvenes más valientes, Hombre que Va partió en dirección al Oeste.
Los onondaga marcharon durante toda una luna y llegaron a una gran llanura sembrada de huesos humanos.

-¡Atención ! Aquí se oculta un peligroso enemigo -anunció Hombre que Va-. Borremos nuestras huellas tras nosotros y avancemos con prudencia.
Viendo tantos esqueletos los valientes dudaban. Un pájaro descendió en picado hacia la tropa y fue a posarse delante de Hombre que Va. Este le preguntó:

-Explícame, tú que vives en estos parajes, ¿de dónde proceden estos huesos?

-Huid mientras estéis a tiempo - respondió el pájaro-. Este es el territorio de un hombre terrible que se llama Owisondeyon (Talón Largo). Nadie ha podido nunca hollar sus tierras sin morir. Vuestras flechas se partirán contra su traje de piedra. Además, lleva un dardo en el talón con el que traspasa a sus víctimas...

Hombre que Va se volvió hacia sus jóvenes valientes:
-Por fin encontramos un enemigo de nuestra talla. Lo liquidaremos en un abrir y cerrar de ojos.
En ese momento Talón Largo apareció entre dos árboles. Era horrible. Tenía todo el cuerpo cubierto de escamas de sílex.

-¡Separados y rodeadle! -gritó el jefe-. Lanzad vuestros lazos de cuero crudo y atad a ese truhán a los árboles.
Cuando Talón Largo estuvo inmovilizado, Hombre que Va exterminó al malvado tirándole una flecha al ojo y le arrancó la cabellera. Habían muerto dos guerreros de un golpe de dardo.
Y la tropa continuó el camino. El más veleroso llevaba la cabellera de Talón Largo en la punta de un bastón. A su paso los lobos veían cómo los onondaga combatían la maldad.
Al llegar a una ciénaga el camino se hizo peligroso. Centenares de serpientes esperaban a los onondaga.
¡Envolveos las piernas con cortezas! -aconsejó Hombre que Va.
Este agarró una serpiente y le preguntó:

-¿Por qué vivís aquí en tan gran número? ¿A quién protegéis?
Bajo la presión de los dedos que le apretaban el cuello la serpiente se vio obligada a responder:
-Protegemos a Hodaneya. En nuestra lengua ese nombre significa Aquél cuyo Brazo es un Garrote.

Nuestro amo no permite que nadie pase por aquí.
Tras esas palabras atacaron por todas partes manojos de serpientes. Los onondaga tuvieron que incendiar las hierbas secas para deshacerse de ellas.
Entonces, con enorme estrépito, Aquél cuyo Brazo es un Garrote. Nuestro amo no permite que nadie pase por aquí.

Tras esas palabras atacaron por todas partes manojos de serpientes. Los onondaga tuvieron que incendiar las hierbas secas para deshacerse de ellas.
Entonces, con enorme estrépito, Aquél cuyo Brazo es un Garrote salió de una ciénaga. Los brazos en forma de cachiporra hacían estallar las ramas de los árboles y volar las hojas a sus alrededor. ¡Era abominable!
Silbaron las flechas de los onandaga y el monstruo de madera se encontró erizado de dardos, como si fuera un puerco espín. Hombre que Va gritó:

-Nuestras flechas sólo le pinchan la corteza. Mejor será que prendamos fuego a este tipo tan feo, pues no debe tener mucho calor en esta ciénaga.

Los valientes incendiaron al gigante que pronto cayó hecho cenizas. Hombre que Va le arrancó la cabellera y dio la orden de continuar el camino. Por desgracia, varios guerreros habían vuelto a sucumbir en ese combate.
Los onandaga anduvieron mucho tiempo sin encontrar un poblado.

-Debemos haber atravesado las tierras en las que viven los indios -dijo un valiente.
Repentinamente una lanza desgarró el aire e hirió a un onondaga.
-¿De dónde viene? -se asombró Hombre que Va que no veía a nadie por los alrededores.
Otra lanza se clavó en la tierra. A continuación, una lluvia de flechas se abatió sobre los guerreros.
Diríase que caían del cielo.

-Es extraño -dijo el jefe-. ¡Rápido, vamos a hacer unos escudos para protegernos!
En lo más fuerte de la tormenta, Hombre que Va recogió una lanza y la miró malévolamente.
-¿Quién te ha lanzado? ¡Contesta o te parto en dos!
-Nuestro jefe Owendona -respondió la lanza-. Su nombre quiere decir: Una Sola Costilla. Tiene todas las costillas unidas para formar un solo hueso.
Así dispone de un armadura invulnerable. Huid antes de que os aplaste.
-Eso vamos a verlo -exclamo Hombre que Va-. ¿Dónde se esconde ese pretencioso? Quiero soplarle en la nariz.
Aún siguieron cayendo lanzas, pero se estrellaron contra los escudos.

Apareció un hombre horroroso. El pecho le desaparecía por completo tras un largo hueso. En seguida se entabló el combate. Durante un cuarto de luna los onondaga retrocedieron ante las cargas del enemigo. Durante el cuarto siguiente recuperaron el terreno perdido. Por fin, Hombre que Va rompió el pecho de Una Sola Costilla con la cabellera de Aquél cuyo Brazo es un Garrote, que tenía un gran poder. Pero en esa batalla murieron cuatro onondagas.
Y el ejército volvió a reemprender la marcha. Ahora el camino estaba cubierto de rocalla. Los onondaga llegaron ante una elevada montaña; en su flanco se abría una inmensa caverna. La entrada la guardaba un ser curioso. Colgado de una raíz recordaba a un pellejo hinchado. Este espantoso ser carecía completamente de huesos. Al ver a los onondagas, la cosa se puso a cantar:

-Volved sobre vuestros pasos, hombrecitos. Nadie puede entrar aquí.
Hombre que Va avanzó:
-Esto es algo nuevo para nosotros. Y dinos quién es tu amo, hombre-piel. Si no este tomahawk te desinflará rápidamente.
El otro tembló.
-Es un gigante al que no puede herir ningún arma. ¡Seguid mi consejo y retroceded!
Los onondaga pasaron al otro lado. Más lejos descubrieron huellas de unos pies tan grandes que dentro habría cabido un bisonte.
-Aquí vive un enano -desafío Hombre que Va-. ¡Venid! ¡Escalaremos la montaña que tenemos ante nosotros!

Pero a pesar de su arrojo tuvieron que renunciar, tan alta era.
Entonces se dieron cuenta de que no se trataba de una montaña, sino del gigante del que les hablara la cosa blanda.
Sin dudar, Hombre que Va se lanzó al ataque. Por mucho que los onondaga dispararon flechas y golpearon con sus garrotes, los golpes no surtieron efecto. El otro dormía como una marmota.
Los valientes permanecieron indecisos. Al fin el gigante se despertó sin ayuda de nadie. Al acordarse aplastó a algunos indios que se habían aventurado demasiado. Pronto vio a los onondaga.

-¿Qué es lo que queréis?¡Marcharos! Aquí estáis en mi territorio.
Dicho lo cual el gigante sopló sobre un joven valiente que salió volando como una pluma. El infeliz chocó contra un árbol con tanta violencia que el cuerpo, la cabeza y los brazos traspasaron la corteza; sólo las piernas quedaron fuera.
Los jóvenes onondaga, espantados, corrieron a ocultarse en alguna grieta de roca.
Hombre que Va les recriminó:
-¿Hemos venido de tan lejos para ceder ante ese montón de piedras? ¡Salid de los agujeros e imitadme!
Hombre que Va entonó su canto de guerra. Los otros le imitaron y cantaron todos durante dos lunas.
El canto continuo de los valientes incitaba al sueño al gigante, que bostezó y se durmió. Después de los primeros ronquidos, el jefe afirmó:
-Nuestras armas nada pueden contra esta abominable criatura. Es mejor sortear la dificultad. Nadie desmerece por evitar una situación que le supera.
Salieron prudentemente de su escondite, rodearon el cuerpo del gigante y continuaron marchando hacia el Oeste. Pero el Hombre Montaña había matado a varios guerreros.
La pequeña tropa tropezó con una inmensa extensión de agua.
-Aquí tenemos más líquido del que podemos beber -señalo Hombre que Va-. ¡Animo, mis valientes!¡Construyamos canoas!
Abatieron árboles, los vaciaron y embarcaron. Con las ramas fuertes construyeron pagayas* . A mitad del lago se desató una tempestad. Todas las canoas naufragaron. Menos una: la de Hombre que Va y uno de sus compañeros.
En la ribera opuesta el paisaje era completamente distinto al que acababan de dejar. Por fin llegaron donde el cielo desciende para unirse a la tierra.

-Ya casi hemos llegado al final -señalo Hombre que Va.
Pero los extremos del cielo y de la tierra no eran inmóviles. Se alejaban y se aproximaban el uno a la otra en un movimiento continuo. Cuando esa especie de boca grande estaba abierta aparecía detrás una luminosidad enceguecedora.
Hombre que Va declaró:
No abandonaremos cuando estamos tan cerca de la meta. Franquearemos ese abismo en el momento favorable. Imítame.
Cuando la bóveda celeste se separó de la tierra Hombre que Va corrió a toda velocidad. Franqueó el obstáculo sin difultad, de un solo salto, cerrando los ojos.
Detrás de él , el joven valiente tomó carrerilla pero conservó los ojos abiertos y quedó cegado por la intensa luz. Tropezó, la boca del horizonte se cerró y lo aplastó.
Hombre que Va se encontraba en el dominio celeste. Allí la claridad del día era tan grande que el penetraba hasta el fondo del alma. La luz irradiaba flores gigantescas que sobrepasaban la cima de los árboles.
Estupefacto. Hombre que Va se adentró en ese país irreal y descubrió a una vieja delante de su tienda. Al verlo, ella le dijo:

-Entra, extranjero. Mis hijos y yo te esperábamos.
Los niños le saludaron:
- ¡Ah!¡Ya llegaste! Pensábamos que conseguirías venir hasta nosotros. Si estás cansado puedes quedarte en nuestra cabaña por un tiempo.
Le dieron una estera para acostarse.
Por la mañana los niños despertaron a Hombre que Va.
-Ven con nosotros., Verás cómo cazamos. Anduvieron mucho. De pronto, el mayor de los hermanos señaló una gruta al borde de una ciénaga. Allí descansaba una bestia inmunda.
-¡Es un monstruo amarillo! Aquí hay muchos genios malos. Tenemos que vigilar para que no salgan de su caverna. Si no, irían a la tierra y realizarían grandes destrozos.
El mayor movió el dedo gordo del pie. Entonces, el rayo y los relámpagos golpearon al monstruo amarillo y lo mataron con un estrépito ensordecedor.
Un día le dijeron:
-Tenemos que luchar contra una malvada criatura que vive en los árboles. Ven con nosotros, pues la batalla será dura. Ese animal tiene cuatro patas y una cola larga. Salta tanto que tenemos miedo de que devore al sol.
Llegados al bosque golpearon contra un árbol para hacer salir el monstruo de su escondrijo.
-Mirad -gritó Hombre que Va-, sale por entre el follaje.
Los Dioses Tonantes hicieron brillar sus relámpagos, los árboles volaron en pedazos, pero no hirieron al monstruo.
Hombre que Va vio que se trataba de una ardillla negra. Saltó y la capturó.
Quizá la vieja quiera guardarla, pensó.
La vieja aceptó el regalo y dijo a sus hijos:
-Veis, este hombre ha triunfado donde vosotros fracasasteis. Invitadle a quedarse aquí definitivamente; podrá ayudarnos cuando lo necesitemos.
Pero Hombre que Va rechazó la oferta:
-Tengo que proseguir mi periplo -anunció-.
En el cielo hay tantos malvados como en la tierra y debo seguir combatiéndolos.
Y partió tras agradecer a los Dioses Tonantes su acogida.
Aún hoy llegan a la tribu de los onondaga las aventuras de Hombre que Va. Y a través de ellas estos indios condicionan su forma de vida cotidiana.